¿Cómo
zafarnos del entrampamiento oligarca?
Si algún riesgo corre la
revolución Bolivariana es la de no poder zafarse de las trampas puestas por el
estado liberal, dicho esto hagamos un ejercicio de revisión retrospectiva e
introspectiva de las posibilidades con las cuales contamos para salir
victoriosos y no morir en el intento.
La carencia de
referentes morales que fortalezcan la estructura de credibilidad de las
instituciones públicas hacen de la actual coyuntura una etapa difícil de
transcender, la cultura clientelar a mellado de manera significativa, lo hace
ver por momentos como un daño irreversible por la condición tan repetitiva de
este comportamiento, la inmensa mayoría de venezolanos y venezolanas creen en
que una sociedad más justa es posible y estas requieren de legitimar sus
aspiraciones en valores firmes, en los cuales sean capaces de motivar e
impulsar a otros. Dicho esto se hace necesario identificar en que escenario
debe constituirse dichas aspiraciones y cuáles deben ser las condiciones para
que estas se den.
Negar que dentro de las
instituciones públicas las anteriores y las nacidas en los últimos trece años,
están marcadas bajo el influjo del comportamiento anquilosado por la pequeña
burguesía, esa que por su poderosa manera de actuar se perpetua en cada espacio
en el que por error le hemos dado, la reproducción de aptitudes y
comportamiento en el desarrollo de cada una de las actividades cotidianas de
estas vienen marcadas, signadas por el proceder de los funcionarios y
funcionarias de la cuarta republica esa que hemos decidido dejar a tras pero
que nos engancha por la facilidad con la que según ellos se facilita “el
ejercicio de la democracia”
Esta situación es
consecuencia de una determinada concepción política de grupos o corrientes que
internamente hacen de la negociación y de la confianza ciega en las
instituciones burguesas su eje de acción, en lugar de confiar en la
movilización organizada y combativa de un pueblo como el método privilegiado
para enfrentar a la reacción y a las pretensiones de la clase burguesa que aun
mantiene sus garras clavadas en la administración de las diferentes
instituciones.
La burguesía y sus
aliados han lograron llevarnos y mantenernos en su terreno, que no es otro que
el de la legalidad burguesa, terreno en el cual se desenvuelven como pez en el
agua, son especialistas de la trampa y la fachada, lo envuelven todo con
artilugios y leguyerismo por la experiencia acumulada por tantos años de práctica,
sus agentes y los recursos utilizados para tal fin. La desmovilización en la
que nos han arrinconado y que han pretendido sacarnos de la lucha y la
movilización, siendo este el terreno natural de los trabajadores y el pueblo
oprimido.
Pretender sustituir al pueblo, colocarlo en un
estado de pasividad política, y convirtiéndole en clientela son los errores en
los cuales se cae con frecuencia en los distintos niveles de dirección. Ambos
errores conllevan a una degeneración progresiva del proceso revolucionario.
La falta de conceptos
claros es otra debilidad, llamamos revolución a relaciones de poder de partidos y
organizaciones que una vez alcanzado el poder, las posibilidades de conducir o
dirigir los destinos de una institución, u otro espacio se entregan a los intereses económicos perpetuando a los
individuos en el ejercicio de gobierno, provocando apariencias en un ciclo que
pareciera que se va a transformar pero que tarde o temprano vuelve a su punto
inicial, a la deformación de teorías sin praxis, justificándose en consignas y pretextos;
“inventamos o erramos”.
Zafarnos del
entrampamiento significa construir formas de liderazgo colectivo, construir o
fortalecer al intelectual colectivo, profundizar en la política participativa. Entender
cómo, mediante el protagonismo popular
se convierta en una condición necesaria e indispensable, para avanzar en la
definición de lógicas de empoderamiento popular. Definir significa esclarecer
las concepciones ideológicas que guían este proceso, desmarcarse del socialismo
utópico, hueco, sin forma, ni fondo,
burocratizado, desmarcarse igualmente de la forma del capitalismo de
estado, aletargador de verdaderas transformaciones.
Para concretar las
posibilidades ciertas de salir del laberinto, debemos corregir este rumbo, ese
será el costo indispensable para desplazar definitivamente a la burocracia, a
la nueva clase político-económica dominante, a la dedocracia perversa y
castradora de verdaderas intenciones, a la nueva burguesía y sus espacios de
poder, concretar de manos del pueblo organizado que tome el mando y determine
la conducción del proceso revolucionario.
Damaso Díaz
socialistasiempre@gmail.com
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